Hola a todas! Hace unos días, terminé el libro «educar en el asombro» de Catherine L’Ecuyer y quedé tan asombrada (nunca mejor dicho) que tuve la necesidad de escribir un artículo hablando del tema. La capacidad de asombro, de fascinación y de imaginación de las criaturas, cada vez, se pierde antes. Vivimos en un mundo con miles de estímulos, con un ritmo frenético y con unas exigencias que, la mayoría, no son pertinentes a su momentos evolutivo. En este artículo «Cómo proteger la capacidad de asombro en la infancia» vas a encontrar algunas de las razones por las que debemos proteger a la infancia de un mundo muy poco (por no decir nada) adaptado a ella y cómo podemos protegerles en la etapa más sensible de su desarrollo.
¿Qué es la capacidad de asombro?
Sin entrar en tecnicismos, entiendo la capacidad de asombro como aquella facilidad que tienen las criaturas para fascinarse, ser curiosas, imaginar y descubrir su entorno de una forma espontánea y natural.
Digamos que aquí encontraría sentido la frase de «ver el mundo con ojos de niño/a» ¿Hay algo más fascinante que observar a un bebé de 13 meses asombrarse por todo? Con los perros, las hojas, las piedrecitas del suelo, esa mariposa que vuela, otros bebés de su misma edad, saludar a todo el mundo con la mano sin importarle que no les conozca de nada…
«Para que uno se pueda asombrar, precisa ser libre interiormente».
Catherine L’ecuyerQué pasa si se pierde la capacidad de asombro
El asombro es la capacidad que nos ayuda a motivarnos. Es decir, sin asombro no hay motivación, y sin motivación nos estancamos, nos aburrimos, nos frustramos y «no sabemos qué hacer con nuestra vida».
La pérdida de asombro, en una criatura, se puede dar por un acompañamiento con un exceso de sobreestimulación durante los 3-6 primeros años de vida:
- Exceso de pantallas con contenido inapropiado (dibujos con ritmos frenéticos).
- Falta de movimiento libre.
- Ejercicios de estimulación temprana.
- Juguetes hiperstimulantes (luces y sonidos altos y repetitivos).
- Recibir demasiados regalos (navidad, cumpleaños, etc).
- Compra compulsiva de todo lo que que pide.
- Educación exigente y autoritaria.
- Altas expectativas del entorno hacia la criatura, etc.
Una criatura sin asombro y sobreestimulada…
- Es adicta a los estímulos externos y eso repercute en que se aburra cuando no tenga un número de estímulos concretos: televisión, tablet, consolas, juguetes que lo hacen todo por él, adultos animadores, etc.
- Pierde la capacidad de recrear el juego imaginativo o simbólico: no es capaz de jugar imaginándose o recreando aquello que les pasa por la mente como historias fantásticas, princesas, dragones, duendes, hadas, etc. Como dice Catherine en su libro: «los niños pequeños se asombran porque no dan el mundo por supuesto, sino que lo ven como un regalo».
- Necesita cada vez más estímulos: como está acostumbrada a que «tiren de ella», cada vez necesita más estímulos para satisfacer su hambre de «marcha».
- No valora la escencia de las pequeñas cosas: cuando una criatura ha estado acostumbrada a montañas de juguetes, dibujos frenéticos, juguetes de luces con colores estimulantes, etc, no puede valorar el juego con cuatro palos o flaneras metálicas, ya que eso no es a lo que le han acostumbrado. Siempre va a necesitar actividades o planes que superen sus expectativas anteriores ya aprendidas.
¿Cómo podemos proteger la capacidad de asombro que tienen las criaturas?
Con proteger no me refiero a tenerlos en una burbuja, sino adaptar, lo que podamos, el entorno más próximo para que el asombro se vea lo menos afectado, por lo menos, en los primeros años de vida.
Como todo, no se trata de ser radical e inamovible, aunque, a grandes rasgos, no es difícil de llevar a cabo si nos lo planteamos desde el nacimiento (o primeros meses).
Es intereasnte tener en cuenta que un manejo óptimo de la capacidad de asombro de la criatura se verá reflejado en la adolescencia y en la edad adulta.
Evitando estímulos exteriores innecesarios
El mundo está LLENO de estímulos, no hacen falta más de los que hay en un entorno adecuado. No es necesario, en un bebé sano, realizar ejercicios de estimulación temprana, ni sentarlo, ni hacerle andar, ni ponerlo en un andador, ni darle una tablet interactiva que hable cuatro idiomas.
También podemos tener en cuenta que, lo que para nosotros puede ser un estímulo inexistente, para una criatura de 1 año puede ser sobreestimulante y estresante.
Por otro lado, la sobreestimulación en niños que no están acostumbrados a ella puede aflorar como nerviosismo, llanto, enfados, rabietas, etc, ya que se saturan los sentidos.
«El asombro es un mecanismo innato en el niño. Nace con él, pero para que el asombro pueda funcionar bien, el niño debe encontrarse en un mundo que lo respete».
Educar en el asombro – Catherine L’ecuyer
«La sobreestimulación sustituye al motor del niño y anula su sentido del asombro, de creatividad y de imaginación».
Educar en el asombro – Catherine Lecuyer
Permitiendo el movimiento y el juego libre
Gracias al movimiento libre, las criaturas descubren las posibilidades de su propio cuerpo de una forma autónoma y eso les asombra. Es decir, se sienten seguras de sí mismas, ya que han podido lograr las diferentes posiciones y los movimientos a través del ensayo-error.
Por otro lado, el juego libre con material desestructurado es la mejor opción que tienen las criaturas para preservar su imaginación, espontaneidad, fascinación y para conservar la esencia del juego surgida desde dentro, en vez de con estímulos exteriores.
«El niño al que le hemos respetado el movimiento interior de proponerse metas y actuar para alcanzarlas lo hará con mayor facilidad en la adolescencia».
Catherine L’ecuyer
Creando un entorno adecuado
Como decía antes, en un entorno adecuado, ya habrá los estímulos necesarios para un desarrollo óptimo. Es importante no sobrecargar el espacio de juego o el espacio en el que esté más tiempo. Más no es mejor.
Durante los primeros años, hay algo más importante que los estímulos y son las relaciones de calidad entre la criatura y los principales cuidadores. Esta relación va a ser la base de un desarrollo saludable.
«La infancia es una época de preparación, en que jugando se aprende a pensar, y se estructura la cabeza. Luego ya la amoblaremos».
Educar en el asombro – Catherine L’ecuyer
Escogiendo con criterio los juguetes y materiales de juego
Uno de los ámbitos que provoca más sobreestimulación es el del juego, ya que se tiende a pensar que necesitamos esas parafarnalias de plástico llamadas » juguetes multiactividades sensoriales» para el correcto desarrollo de nuestros/as hijos/as. Como dice esa cita (no sé de quién es): «cuánto menos haga el juguete, más hará el cerebro del niño».
También es interesante que los juguetes sean lo más abiertos, desestructurados y simples que sea posible: piezas sueltas, objetos de cocina, objetos cotidianos, palanganas, botes, etc.
«Es importante que los juegos que escojamos no tengan ni pilas, ni botones. Las pilas tienen que nacer desde dentro del niño».
Educar en el asombro – Catherine L’ecuyer
Bibliografía
Ginsburg, G., American Academy of Pediatrucs, Committee on Communications, Committee on Psychosocial Aspects of Child and Family Health , » The importance of play in promoting healthy child development and maintaining Strong parent-child Bonds».
Limitando los regalos que recibe
Relacionado con los juguetes, también es muy importante que, si no queremos matar la capacidad de asombro, limitemos la capacidad de regalos que recibe nuestra criatura en navidades o para su cumpleaños guiando al entorno a hacer regalos adecuados a vuestra crianza.
Recibir una gran cantidad de regalos no hará que sea más feliz, sino que no sea capaz de gestionar y retener tanta información y solo haga que romper papeles sin más. Además, las próximas navidades o aniversario, para sentirse bien, necesitará superar sus expectativas y solo se sentirá satisfecho si recibe más regalos que el año anterior.
«La forma más directa y eficaz de matar el asombro de un niño es darle todo lo que quiere, sin ni siquiera darle la oportunidad de desearlo».
Educar en el asombro – Catherine L’ecuyer
Limitando las pantallas hasta los 3 años
Si queremos preservar esa capacidad para asombrarse, fascinarse, imaginar y descubrir su entorno, es aconsejable limitar las pantallas, por lo menos en el 0-3.
Si no las podemos evitar de ninguna de las maneras, prestaría especial atención al contenido que ven y a su rapidez. Los dibujos, más rápidos, más necesidad de estimulación crean. Las criaturas que ven dibujos tipo «Bob esponja», por ejemplo, necesitan esa rapidez en su día a día para no aburrirse o para no frustrarse.
En el libro, podemos encontrar varia bibliografía de estudios que relacionan los dibujos rápidos con una menor capacidad de concentración y de TDAH en un futuro.
Además, utilizar las pantallas para calmar puede ocasionar que las criaturas no sepan gestionar sus emociones y las situaciones de su día a día.
Bibliografía
Johnson, J., Cohen, P.,Kasen, S. y Brook, J.S. (2007), «Extensive Television Viewing and the Development of Attention and Learning Difficulties During Adolescence».
Evitar ofrecer, cada día, propuestas de efecto «WOW»
Desde mi punto de vista, presentar, cada día, una propuesta tipo: mesa de luz, botellas sensoriales, mesas de los sentidos o actividades muy coloridas, provoca que siempre tengamos que estar superándonos para llegar a las expectativas de las criaturas y que se pierda la esencia del juego simple.
Además, añadir que el postureo de instagram ha hecho mucho daño, ya que, muchas veces, tengo la sensación de que es un concurso de «a ver quién realiza propuestas más chulas» para sus criaturas, en vez de responder a las necesidades e intereses reales.
Crear un espacio de juego con materiales estables
Cambiar, constantemente, los elementos o juguetes del espacio de juego favorecerá a una necesidad constante de novedad en las criaturas. Y, si no la tienen, se generará aburrimiento constante.
Teniendo unos materiales o juguetes estables podrán realizar nuevos proyectos de acción sumados a los anteriores, además de aportarles seguridad, ya que conocen las posibilidades de ese entorno.
Permitiendo el contacto directo con la naturaleza
Permitir el contacto directo con la naturaleza o, simplemente, el exterior es una buena forma de mantener la mente abierta y asombrada: saltar, correr, ensuciarse, observar y experimentar con los sentidos de una forma natural y espontánea.
Dejando que se aburran
El aburrimiento es necesario y sano, de vez en cuando, para fomentar esa capacidad para buscar alternativas e imaginar una nueva forma de salir de él.
Si nunca tienen tiempo de jugar, ya que se pasan el día en la escuela y cuando salen van a inglés, luego a hacer los deberes y luego a dormir, no tendrán tiempo de aburrirse, de seguir utilizando el asombro espontáneo y, por lo tanto, se irá apagando.
Permitiendo preguntas, cuestiones y razonamientos
Las criaturas, a partir de los 2 años, aproximadamente, empiezan a preguntar y a sacar hipótesis de todo lo que pueden. Para preservar la capacidad de asombro estas preguntas y cuestionamientos son suuuper necesarios, ya que están siendo imaginativos y curiosos con su mente. Es importante no menospreciarlels y permitir que así florezca. La mayoría de las veces no necesitan respuestas, sino simplemente expresar lo que pasa por sus cabezas.