Hoy en día, por la red, podemos encontrar una infinidad de información muy variada relacionada con la estimulación de los bebés, niños y niñas. Desde ejercicios para estimular a un bebé a gatear o a caminar, hasta propuestas y actividades de juego hiperestimulantes en todos los sentidos. En este post, voy a hacer una reflexión y dejar plasmada mi opinión al respecto de este tema ¿Tenemos una infancia adicta a la sobreestimulación? ¿Fomentamos que valoren el juego, por ejemplo, con material desestructurado o, por el contario, que necesiten siempre más y más?¿Permitimos que bebés, niños y niñas se aburran?
El rango de edad por el que me muevo más ya sabéis que es el 0-3, así que me centraré un poco en ella. Antes de empezar, si usas el término «estimular» para hablar de tu intervención en el 0-3, te invito a que leas este articulo titulado: «¿Hace falta estimular el 0-3?, mi opinión». En este articulo te hablo de por qué uso el término «acompañar» en vez de «estimular» y por qué acompañamos en vez de estimular.
La sobreestimulación en bebés
Este artículo no puede empezar de otra forma que haciendo una vista atrás al bebé desde el nacimiento ¿Por qué? Normalmente, los niños que son adictos a la sobreestimulación reciben o han recibido un acompañamiento similar o con las mismas características desde que nacen. Os cuento por qué:
Sobreestimulación en el desarrollo motor y en el juego
Me he centrado en el desarrollo motor y en el juego, ya que son los dos ámbitos que creo que están más intervenidos desde el nacimiento:
- El desarrollo motor: podemos identificar que, normalmente, no han recibido un acompañamiento desde el movimiento libre ni han sido capaces de realizar posiciones o movimientos de una forma autónoma. Son bebés que han sido colocados boca abajo desde el nacimiento, niños que han sido sentados con ayuda, puestos de pie, en andadores. En definitiva, han necesitado esta previa ayuda o estimulación por parte del adulto para aprender a moverse y a conocer su propio cuerpo, creándole una «dependencia a necesitar más y más».
- El juego: por otra parte, se puede observar que los juguetes que se suelen ofrecer no son abiertos o desestructurados: tienen muchas luces, sonidos, colores, mucha parafernalia, hacen de todo, tienen varios objetivos para que el bebé alcance, mesas de actividades, etc. También podemos encontrar juguetes que no los pueden llegar a tocar o experimentar como son los móviles que se cuelgan de la cuna o de la barra del cochecito (estos segundos sí que se pueden tocar pero no los puede coger, ya que están estáticos a un lugar fijo).
¿Con esto que os he explicado qué vengo a decir? Que los bebés a los que se enseñan procesos que pueden llegar a conseguir de una forma autónoma y que, además, se les ofrecen juguetes como los que os he explicado, necesitan y van a necesitar, en un futuro, mucho más al adulto para que le dé cada vez más estímulos.
El juego con material desestructurado para evitar sobreestimular
Aunque cada familia, como es obvio, puede hacer lo que desee con su bebé, creo que es interesante conocer por qué usamos el material desestructurado como aliciente para evitar la sobreestimulación:
- No tiene objetivos para que el bebé alcance, sino que es el material el que se adapta a sus necesidades e intereses, ya sea con 6 meses o con 1 año y medio. No realizamos una propuesta para «que aprenda a», sino que ponemos a su alcance dos objetos que, por ejemplo, entre ellos suenan, ya que el bebé tiene esa necesidad de picar.
- Es muy versátil y abierto. Es un material que no tiene un fin como otros juguetes en los que «aprietas este botón y hace ruido» o «esta pieza triangular solo encaja aquí». Se pueden hacer mil y una manipulaciones y propuestas de juego con él sin necesidad de haber unas reglas de juego. Las únicas reglas del juego que hay son cuidar de los materiales y no hacerse daño.
- No necesita instrucciones previas. El bebé nunca va a necesitar una persona que le indique o explique cómo funciona este material, por lo tanto, le ofrece una autonomía desde el primer momento. Eso no quiere decir que juegue sin supervisión, aunque sí sin que, su actividad, tenga que estar condicionada por el adulto.
- Ofrece muchas posibilidades. Un bebé que siempre tiene a su alcance, de forma ordenada, clasificada y presentada de una forma estética sus piezas sueltas o materiales abiertos, va a realizar infinitos juegos y manipulaciones combinándolos. Pocas veces, desde mi punto de vista como observadora, se tiene esa sensación de «me aburro», «dame más». Obviamente, van cambiando los intereses dependiendo del momento en el que se encuentre, aunque los materiales que se añaden al espacio de juego siguen siendo de este estilo.
- Fomenta la imaginación y la creatividad. No es que el material en sí sea creativo, sino que al ser abierto, el bebé/niño/a puede jugar imaginando y creando sin limites, ya que, como he dicho anteriormente, tiene muchas posibilidades. Un bebé que juegue en un parque con juguetes colgados, cuando vea que no puede cogerlos, tocarlos, experimentarlos, chuparlos, tirarlos, voltearlos, perderá el interés y poco más podrá hacer con eso.
¿El material desestructurado está hecho para todos los bebés, niños y niñas?
Te diría al 100% que sí, si lo introducimos desde el nacimiento o pocos meses y lo adaptamos y presentamos acorde a sus intereses y necesidades.
También creo que es un material que tiene que tener una continuidad en el tiempo. Lo que no podemos pretender es que un bebé niño o niña que esté acostumbrado/a a juguetes súper sensoriales o sobreestimulantes, con luces y sonidos, al darle una anilla y palos de madera sepa qué (narices) hacer con ella.
Por suerte, o por desgracia, los bebés y niños/as se acostumbran al tipo de materiales o juguetes (y crianza) que les ofrezcamos las personas que acompañamos. Con esto me refiero a que hay muchas personas que opinan que sus hijos no han jugado con materiales abiertos y que no ha pasado nada. Claro que no, pero tampoco han tenido la posibilidad de conocer otra cosa. Igual que los bebés que no jueguen con juguetes comerciales no los conocerán.
Simplemente, es una forma de acompañar y unas pedagogías concretas en las que se han estudiado los beneficios de su uso.
El poder del movimiento libre para no sobreestimular
Quizás pensaras: ¿qué relación tiene la sobreestimulación con el movimiento libre? Un ejemplo muy claro que siempre voy a recordar es el de un bebé, de 6 meses, que no gateaba, pero SIEMPRE necesitaba estar de pie. Ese bebé no había aprendido a ponerse de pie, sino que en su casa lo tenían todo el día colocado en un andador o en bipedestación.
Ese bebé tenía esa necesidad porque le habían enseñado a que se podía poner de pie con ayuda de la persona que tuviese al lado. El problema llegaba cuando él, por sí solo, no se podía colocar en esa posición: frustración, llanto, enfado, sentimiento de incapacidad, etc.
Esto, justamente, es lo que podemos evitar acompañando a un bebé, desde que nace, a través del movimiento libre ¿Por qué? :
- Va a ser autónomo para cambiar de posición. Los bebés de movimiento libre crecerán siendo autónomos. Obviamente, son bebés, sí, esto no va de no atenderles, sino de que puedan cambiar de posición ellos mismos: de boca arriba a boca abajo, sentarse, gatear, etc. Todo dependerá del momento evolutivo que se encuentre. Por ejemplo: si colocamos un bebé boca abajo cuando aún no está preparado, nos va a necesitar para volver boca arriba, ya que NOSOTROS le hemos colocado en esa posición y no está capacitado para volver. Si dejamos que el bebé se coloque boca abajo de forma AUTÓNOMA, cuando se canse, volverá a ponerse boca arriba y «no nos necesitará» para sentirse capaz.
- No va a depender de adquirir solo esos conocimientos que le enseñen. Lo que hablábamos, si ya le enseñamos cómo debe moverse, jugar y siempre damos instrucciones, ese bebé siempre necesitará esa previa estimulación. Un bebé de movimiento libre, se le acompaña, aunque no se le estimula para que realize ningún aprendizaje que no ha interiorizado de forma autónoma. Podemos decir que se confía en que el bebé ya tiene esos conocimientos en su interior y solo debemos esperar a que florezcan con un acompañamiento óptimo.
- Va a sentirse capaz y dueño de su propio cuerpo. Cuando se confía en el poder de los bebés de aprender de forma autónoma se puede palpar esa sensación de capacidad y de satisfacción al conseguir metas o objetivos que ÉL se pone. Por ejemplo: coger un objeto que está lejos, alto, «dentro de», «encima de», «introducirlo en», girarse, gatear, ponerse de pie, arrodillarse, etc ¡A mi me fascina esa actitud y esa autoestima que tienen!
Niños y niñas adictos a la sobreestimulación
Ya hemos hablado un poco de cómo podemos evitar la sobreestimulación desde el nacimiento con el material desestructurado y el movimiento libre. Ahora nos enfocaremos en el rango de edad a niños y niñas un poco más mayores.
La perdida de curiosidad y creatividad
Esos niños y esas niñas que han estado continuamente sobreestimulados, como cada vez necesitan más estímulos y no son capaces de generarlos por sí mismos, van perdiendo la curiosidad y la creatividad. Esta reflexión me recuerda un poco a esas plantas enredaderas que crecen solo y exclusivamente por donde está el bastón o el palo. La planta no puede salirse de ese recorrido, ya que no tiene las herramientas para hacerlo.
Con esto me refiero a que una criatura que ha estado en contacto con material desestructurado, abierto o piezas sueltas, movimiento libre, crianza respetuosa, etc, ha tenido la posibilidad de tener su mente abierta y creativa. En definitiva, su plasticidad cerebral va a estar en continuo cambio y adaptación.
Una criatura a la que no le han permitido experimentar, explorar por sí misma, que le han ofrecido juguetes cerrados «hacen de todo», con los años irá perdiendo esa capacidad de asombro por las cosas más simples, de imaginar, crear. Además de entretenerse por sí mismo o buscar alternativas al aburrimiento de forma autónoma.
Por esta razón, hay personas más creativas o menos en el mundo.
Poca tolerancia al aburrimiento
Hago un inciso antes de ir al tema. No soy partidaria de atiborrarles de actividades y propuestas para evitar que se aburran. Por ejemplo, durante el confinamiento, me agobié de la de actividades y manualidades que TODO EL MUNDO proponía como si les fuera la vida en ello… Así que desde Bebés y Crianza me mantuve totalmente al margen.
Soy partidaria de ofrecer, en momentos puntuales, propuestas que estén adaptados a ellos y ellas para que se enriquezcan de vivencias y manipulaciones, no para que no se aburran.
Los niños y niñas, sobretodo a partir de 2 años y medio, que son adictos a la sobreestimulación suelen tener poca tolerancia al aburrimiento. Además, ya empiezan a poder verbalizar el «me aburro». Lo que comentaba antes, como están acostumbrados que siempre les tienen que decir «qué, cómo y dónde», no les saldrá de ellos ponerse a experimentar «con palos» porque no lo tienen interiorizado como algo que puede ser interesante.
Las altas expectativas hacia ellos y ellas
Y, por último, además, si han sido niños que han recibido una sobreestimulación, es decir, y forzándoles a aprender, a desarrollarse, etc, se suelen tener altas expectativas hacia ellos/as. Se pueden generar frustraciones por ambas partes: por parte del niño por no poder alcanzar las expectativas programadas y por parte de los padres por querer sí o sí que las alcancen.
¡Espero y deseo que os haya gustado mucho este artículo sobre la sobreestimulación! Nos vemos muy pronto.