Hola de nuevo! Hoy, como veis, en este artículo, os voy a hablar de cómo intento sustituir el NO. Digo intento, ya que no siempre lo consigo a tiempo… aunque la teoría y la intención la tengo jeje. Poner límites y velar por la seguridad de los peques (y no tan peques) es esencial. Los límites son muy necesarios y aunque hablemos de crianza respetuosa, que hay quien aún no sabe que en la crianza respetuosa hay límites, deben estar presentes. En este artículo, voy a hablaros de mi experiencia sustituyendo el NO.
¿Con qué criterio establezco los límites?
Para poner un límite, siempre intento que sea como forma de cuidar o proteger, nunca por mi antojo. En la crianza respetuosa, se intenta realizar un acompañamiento por y para el infante. Es decir, intento que los límites que verbalice estén justificados de algún modo o tengan una causa que pueda explicarle/s.
También tengo en cuenta que, aunque se coloque al infante en el centro del acompañamiento, mis deseos o necesidades también están presentes. Si en algún momento no me apetece o no me siento a gusto en alguna situación (me estás haciendo daño, por ejemplo), quiero poder transmitírselo igual que quiero que haga/n él/ellos. Intento que sea un tira y afloja entre sus deseos y necesidades y los míos, para que todos estemos contentos, cómodos y validados emocionalmente.
Aunque mucha gente no lo crea, la crianza respetuosa no solo trata de satisfacer las necesidades del niño o niños, sino poder también satisfacer las tuyas.
Adecuar el espacio a las necesidades del bebé/niño/a
Este punto creo que es muy importante, ya que, sobre todo cuando empiezan a gatear o a andar van a moverse por el que, hasta ahora, era tu/vuestro espacio. Con esto me refiero a que, para que no tengamos que estar todo el día como sargentos: «no, esto no», «esto tampoco», «vas a todos los peligros» etc, es interesante adecuar el espacio al momento que se encuentre el bebé.
Imagínate un salón con muebles bajos lleno de figuritas de cristal, porcelana o lleno de piezas pequeñas, y un bebé de 11 meses… Aunque va a llegar un momento que entienda que eso no se toca (después de escuchar 987687mil NOES), durante los primeras exploraciones, si fuera en mi casa, por el momento, lo quitaría. Hablo de las cosas más peligrosas o que se puedan romper con más facilidad.
¿Por qué sustituir el NO?
Para empezar, decirte que sustituir el no, no es decirle que sí, ni darle la razón si no la tiene (o darle lo que quiere). Puede parecer un poco lioso pero se trata de sustituir la acción que no queremos que haga por la que puede hacer.
¿Y por qué no decirle que no, y ya está? puede que te preguntes. Los niños, sobre todo los más pequeños, cuando reciben un límite como «no grites», a secas, muchos no saben qué es lo que pueden hacer en vez de gritar y por qué no pueden hacerlo.
Entonces, no van a dejar de gritar porque no saben sustituir esa acción por otra (que sí que puede hacer). Si recibe un límite tipo «mamá está trabajando y necesita que hables un poco más flojo, ya que no se concentra ¿puedes ir fuera?», sabe porque no puede chillar y que si quiere chillar se puede ir fuera. (Otra cosa es que lo haga, pero ya lo sabe).
Eficacia: ¿Es más efectivo argumentar que decir NO, a secas?
Sé que no es tan fácil como parece, yo misma lo compruebo cada día, y también sé que la mayoría de niño/as no reaccionan bien, de buenas a primeras, a los límites. No se trata de qué es más efectivo, sino que creo que se trata de que el niño o la niña interiorice esta forma de recibir límites y no: «esto no», esto tampoco», «no toques», «no grites», «no llores», «no corras». Se trata de que sepan el porqué y el porqué no de sus actos y consecuencias. Que sean dueños de sus emociones, vivencias y experiencias.
Por lo que he podido comprobar, no es un ejercicio que tenga una eficacia des del primer día, ya que aprender a manejar los noes y los límites no se hace de la noche a la mañana (ya lo vemos los adultos…), aunque, a la larga, suelen ser niños que saben gestionar mucho mejor los sus emociones, ya que se les han argumentado las situaciones y se les ha validado como se sienten.
Ejemplos en los que podemos sustituir el NO
Algunas frases las hemos dicho todos en un momento u otro, yo incluida, ya que en algún momento se me escapa un «noooooo», «te caerááááás» jajaja…. Otras no las he dicho yo, sino que las he escuchado. Se trata de ir haciendo el ejercicio y (si te apetece) ir sustituyendo las frases negativas por otras más positivas o constructivas:
- No te subas ahí: está muy alto y veo que no puedes subir tu solo ¿te ayudo? o darle una alternativa a otro lugar más accesible para él/ella.
- No pegues, no se pega: ¿ves que no le gusta? haces daño.
- No te ensucies: tenemos que ir a X sitio y si te manchas de barro lo vamos a ensuciar todo ¿Te parece si otro día/en otro momento venimos con las botas de agua y saltamos?
- No grites: en el restaurante/donde sea/ hay más personas y les molestamos si hablamos tan alto.
- No corras: en este trozo me tienes que dar la mano, ya que vienen coches. Es peligroso. Cuando pasemos por una calle peatonal podrás correr tranquilo/a.
- ¡Que no te voy a coger en brazos! Llora todo lo que quieras: ahora estoy preparándote el desayuno y tengo las manos ocupadas. No puedo cogerte en brazos ¿te esperas un segundo? (o acudimos al porteo maaagicooo. Eso ya cada uno/a jajaja).
- Te vas a caer: (no tiene el no pero es una frase muy negativa): ¿ves que estás alto? ¿Necesitas que te ayude?, «con cuidado», «poco a poco», «Control corporal, ¿eh?» (yo siempre digo esta última y el bebé pensará «¿qué dice esta?» jajajaj).
- No toques esto: el enchufe es peligroso, no lo puedes tocar, ya que te puedes hacer daño. Te doy X para que juegues.
- ¡Que no tires comida en el suelo¡ o «la comida no se tira en el suelo»: si no quieres comértelo déjalo en el plato ¿No quieres más?
- «Es que no comes»: ¿ahora no tienes más hambre? ya comerás cuando tengas hambre.
- Eso no, caca: esto que has cogido del suelo está sucio y es X que alguien ha tirado ¿Lo tiramos a la basura? (no lo volvemos a tirar al suelo. Damos ejemplo).
- ¿No me quieres dar un beso? Me voy a poner triste/que niño más soso/me voy a enfadar: ¿ahora no te apetece darme un beso? no pasa nada, te lanzo un beso volador («petó volador»).
Hay muchas más pero creo que estas son las más comunes y las que escuchamos más a menudo ¿Añadirías alguna frase más? Te leo en comentarios o en Instagram.